Las crónicas pueden tener distintos estilos y transmitir la misma información. Las estrategias de escritura que utilice el autor es un recurso para atrapar al lector y hacerlo llegar al final. A continuación presentaremos dos ejemplos de esto, con el caso de Romina Tejerina, una adolescente que tras ser violada queda embarazada, y una vez nacido lo asesinó.
A continuación dos crónicas que muestran al personaje (Romina) de distinta forma y con distintos recursos utilizando la narración del hecho (nacimiento y posterior asesinato del bebé) y la descripción de la situación.
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Crónica informativa
Acusada de matar a puñaladas a su beba se negó a declarar
Romina Tejerina, la joven acusada de matar a su beba recién nacida de varias puñaladas, se negó a declarar hoy, en la primera jornada del juicio oral que se le sigue en Jujuy por presunto "homicidio agravado por el vínculo".
La joven, que asegura haber sido violada por un vecino, se negó a declarar por recomendación de sus abogados Mariana Vargas y Fernando Molina, quienes solicitaron que se incorpore como prueba la declaración que hizo la chica durante la instrucción.
En esa declaración que fue leída ante el tribunal, la joven sostuvo que fue "violada por un vecino" el 1 de agosto de 2002, lo identificó con su nombre y apellido, un comerciante que tenía 42 años, y aseguró que no lo denunció, ni avisó de su embarazo a su familia "por vergüenza".
Tejerína aseguró que el hombre la "sacó de un baile a la fuerza y cuando íbamos de viaje, (en su auto) me tiró para atrás y en el asiento trasero me violó".
También admitió: "Intenté abortar varias veces, pero no pude, tomando hierbas y chicles laxantes".
La defensa de Tejerína argumenta que la joven, que tenía 19 años cuando parió a su beba en el baño de su casa tras ingerir laxantes, sufrió un brote psicótico al ver el rostro de la recién nacida y le aplicó varias puñaladas, lo que provocó su muerte días después.
De esa forma, la defensa intenta conseguir la absolución de Romina en base a su presunta alteración mental, dado que si la justicia no acepta la versión de la inimputabilidad, la joven podría ser condenada a prisión perpetua por matar a su hija.
Si bien la joven es enjuiciada por homicidio, el caso provocó gran polémica y movilizaciones por parte de mujeres que apoyan la legalización del aborto, dado que sostienen que si la chica hubiera podido quitarse en forma quirúrgica al bebé que engendraba por una violación no se habría llegado al crimen.
En coincidencia con el inicio de este juicio, hoy hubo manifestaciones en la puerta del tribunal jujeño, en la Capital Federal y otros encuentros menores en Rosario y Mar del Plata.
Esta mañana, la joven ingresó a la sala segunda en lo penal, esposada, llorando y con un crucifijo dorado en medio del pecho.
Sus abogados pidieron al tribunal que anule un pedido de la fiscalía para citar a declarar a su madre,Elvira Baño, y sus dos hermanas, una de las cuales la ayudó durante el parto, en base a un artículo del Código Penal local que dice que los familiares no pueden testimoniar en contra de la procesada.
El pedido fue aceptado por el tribunal que preside el juez Antonio Llermanos.
Luego, declararon un policía que trabajaba en una discoteca a la que iba Romina, quien dijo que la joven nunca protagonizó escándalos y que se comentaba que ella estaba embarazada, y tres amigas de la joven.
Una de las amigas aseguró que "no sabía, ni había notado que Romina estaba embarazada", otra admitió que Tejerinale "había contado que estaba embarazada y que el padre del bebé era un vecino suyo", que "no sabía qué iba a hacer con la criatura" y que "la relación con el vecino fue una sola vez, ya que ella estaba de novia" con un "animador de bailes" de San Pedro.
Pero la tercera amiga, negó ante el tribunal que el bebé que engendraba Tejerína fuera de un vecino porque, dijo, "Romina me contó que el hijo que estaba por nacer era de Javier", su novio.
Ante esta situación, la defensa pidió al tribunal que la testigo fuera imputada por presunto "falso testimonio", ya que habría mostrado "serias contradicciones" entre lo dicho hoy y lo que declaró en sede policial.
La audiencia de hoy finalizó cerca del mediodía y el tribunal dispuso que mañana se reanude el juicio a primera hora con la declaración de distintos profesionales del poder judicial.
Extraída de
Territorio Digital.
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Crónica Narrativa
Romina Tejerina
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó revisar su excarcelación y condena a 14 de carcel por el asesinato de su hijo tras ser violada. La nota de RS, de noviembre de 2004.
Era el 16 de abril de 2003 en el hospital Guillermo Patterson de San Pedro, Jujuy, y la vida transcurría sin que nadie fuera capaz de imaginarse nada. Los enfermos dormían, el suelo apestaba a lavandina, y diez embarazadas hacían fila para que la doctora Mónica Torres de Pilili las atendiera de una vez. Ventanas afuera, San Pedro amanecía como de costumbre: con una luz diáfana y ciega, que les da a las montanas una nitidez que luego se pierde en el transcurso del día. A las ocho de la manana, entonces, a la hora en la que todo parece más claro que lo habitual, una enfermera se acercó a Torres de Pilili casi sin aire.
Llegó una bebé toda con sangre, doctora. Toda, toda, recién le salió a la chica y está muy pequeñita, como que le salió antes de tiempo.
Estaba envuelta en una toalla y la traían dos mujeres con la cara rota por el susto. Decían que acababa de nacer. Que la madre había parido en el inodoro de la casa y que aún seguía en el baño, enajenada, como si alguien la hubiese abierto y embalsamado allí mismo.
No sabíamos que tenía a la bebé adentro. ¡Si no se le notaba! Nunca dijo nada, mi Dios, no sabíamos nada y ahora la Romina sigue allá, está como idiota, como ida, llena de sangre.
Dijo la madre de Romina, que se llama las cosas de la vida Elvira Baño.
Elvira jamás supo que su hija estaba encinta. Tampoco lo supo Florentino Tejerina, el padre, ni Mirta, la hermana veinte años mayor. Casi nadie en San Pedro sabía de este tema. La única que estaba al tanto era Erica, la hermana más cercana en edad (Erica tenía 22, Romina 18), pero había callado todo con una fidelidad de acero.
Si decís algo a los papás, me mato.
Le había dicho Romina. Y Erica no habló.
Durante siete meses, Romina se envolvió con una faja y logró disimular su panza. No había mucho que esconder, de todos modos. Pesaba 46 kilos y las tabletas de laxantes que tomaba a diario la ayudaban a perder en líquido lo que ganaba en carnes. El 15 de abril a la noche, acompañada por su hermana confidente, tomó una tableta entera y se dejó llevar. A las siete de la mañana se sentó en la taza sin saber que iba a parir.
Más adelante, Romina contará que no recuerda ese momento. Que no sabe cómo se cortó el cordón umbilical, ni cómo es que la beba pasó del inodoro a un toallón blanco. Romina mira hacia atrás y esa mañana es nada. O casi nada.
Sólo me acuerdo del llanto del bebé. Eso, nomás.
La primera imagen que aparece, casi en sueños, es la del hospital: Romina veía todo rojo.
Qué te hacés la nerviosa, la mosquita muerta le dijo la doctora Torres de Pilili. Mirá lo que hiciste, loca.
La sangre no era sólo del parto: después de una breve inspección, Torres de Pilili supo que la beba había sido acuchillada.
René Reyes, un policía del hospital y amigo de la familia Tejerina, se agarró la cabeza. Empezó a llorar y a invocar a Dios.
Virgen santa, qué hiciste, Romi, Dios mío, Dios mío, pónganle un nombre al menos, pónganle Milagros del Socorro.
Dijo.
Todos le hicieron caso. Milagros del Socorro murió dos días más tarde.
la noticia recorrio san pedro no tanto porque fuera grave –suelen pasar cosas así en la zona– sino porque San Pedro es chica. La ciudad, en rigor, tiene 70 mil habitantes, pero no queda claro dónde está toda esa gente. Aun en la zona céntrica –cinco cuadras llenas de autos y comercios– los sonidos llegan desde lejos, como si no tuvieran suficiente masa donde rebotar. Y no es sólo una cuestión sonora: en San Pedro la vida entera parece aminorar el paso. En el pueblo hay tiempos lerdos, animales dormidos, una iglesia, un hospital, una intendencia, algunas radios, una plaza principal. Hay también dos boliches, Pacha y Metrópoli, que le dieron al lugar una fama en todo Jujuy: se dice que en San Pedro, a 63 kilómetros de la capital, la noche se mueve más que cualquier otra en la provincia. Sigue>>
Extraído de la Revista
Rolling Stone